El embarazo es una de las etapas más importantes que vivimos como mujeres, además de ser una de las más especiales y una oportunidad que nos surge, si no lo hacíamos antes, para cuidarnos o para cuidarnos más.
Y no solo por fuera -sí, hay muchos cambios a nivel físico-, sino también por dentro, pues las emociones no dejarán de estar presentes. De ahí que actividades como el yoga sean de las más recomendadas por los expertos durante este periodo, pues nos ayuda a trabajar y liberar las preocupaciones, las tensiones o el estrés acumulado durante el día que, si no lo sabías, se transmite al bebé. Por ello, el equilibrio entre el cuerpo y la mente es tan importante.
Beneficios de la práctica de yoga durante el embarazo
Si aplicas las modificaciones correspondientes y mantienes una práctica más o menos continua de yoga, mejorarás tu bienestar físico y emocional.
Aprenderás a relajarte y vivir con felicidad los últimos meses antes de dar a luz.
Mejora también la recuperación postparto.
Se pueden llegar a aliviar los dolores del parto.
Mejora el sistema circulatorio.
Se crea una conexión entre mente y cuerpo que también afecta al bebé, pues mejora el manejo de las emociones.
¿Se puede practicar yoga durante el embarazo? ¿A partir de cuándo?
Sí, se puede empezar a practicar o, en su caso, continuar con una práctica de yoga desde el primer trimestre, siempre que el cuerpo nos lo pida y modificando la práctica que realizábamos hasta el momento.
Es muy importante tener el consentimiento de tú médico para poder realizar una práctica deportiva de cualquier nivel.
Deberás evitar las clases de más intensidad, posturas invertidas o de impacto y los entrenamientos más duros.
Cada mujer es un mundo por eso habrá mujeres que necesiten más reposo, con posturas más estáticas, y otras que busquen la apertura de caderas. Lo importante, es que te sientas cómoda durante todo el proceso de clases.
Tipo de yoga más recomendable durante el embarazo
En cuanto a qué tipo de yoga es mejor para una mujer que se ha quedado embarazada, el hatha yoga o el yoga prenatal son los dos que están a la cabeza.
El primero, por consistir en posturas estáticas que se pueden hacer con seguridad y sin forzar, mientras que el segundo porque adapta la práctica a cada trimestre de embarazo.
El yoga prenatal, por su parte, está adaptado precisamente a las mujeres embarazadas, “con modificaciones de posturas para ajustarlas al nuevo peso de la madre, a sus dolores de espalda y al importante trabajo del suelo pélvico”. Este tipo de yoga es el más recomendable si eres principiante, pues se adapta mucho.
Casos en los que está contraindicada la práctica de yoga
Tanto el yoga prenatal como el yoga durante el embarazo, no se aconseja para aquellas mujeres que tienen más riesgo de sufrir un parto prematuro, ya que podría desencadenar que éste se adelante y, además, tenga complicaciones. Por otro lado, tampoco es recomendable para todas aquellas mujeres que tienen alguna patología médica, diagnosticada por su médico o especialista, y que vaya en contra de realizar determinados ejercicios de yoga -como pueden ser problemas de corazón, circulación o lesiones en espalda y cervicales-.
Posturas no recomendables durante el embarazo
Por lo general, “se aconseja no hacer posturas que compriman el abdomen o le quiten espacio al bebé -como pueden ser determinadas posturas de flexión hacia delante o de torsión (pues comprimen la circulación, sobre todo, en la zona del útero)-”, así como posturas que exijan un estiramiento muy intenso en el vientre.
Por otra parte, las posturas de extensión muy profundas podrían agravar una posible diástasis abdominal cuando la tripa ya sea bastante grande, además de intensificar los dolores de la zona lumbar y las posturas invertidas, que implican riesgo de perder el equilibrio.
Cuidado con las respiraciones
Una de los puntos más importantes de la práctica de yoga es la respiración, pero, en este caso, “retener el aire en las respiraciones durante mucho tiempo también puede llegar a ser perjudicial, sobre todo, en los ejercicios destinados a potenciarla o pranayamas”. Una alternativa puede ser hacer retenciones cortas o incrementar el número de respiraciones por minuto, para relajar la mente y regular el ritmo de las pulsaciones, que se aceleran mucho más.
Una gran postura para meditar
La meditación es parte importante del yoga y durante el embarazo.
Sukhasana es una buena postura para poder empezar en la práctica regular de la meditación.. Para entrar en la postura, debemos sentarnos sobre la esterilla, flexionar las rodillas y cruzar las piernas. De esta forma, los pies quedan por debajo de la rodilla contraria. Desde aquí, siempre que puedas, giras el tronco de un lado a otro para trabajar las torsiones de columna, estirar las articulaciones de tobillos o rodillas y respirar para relajarse, tanto la propia madre como el bebé.
Modificaciones de tu práctica por trimestres
Lo ideal, es ir ajustando tu práctica a cada trimestre, escuchando lo que te pide el cuerpo en cada momento. Por eso, lo más normal es evitar esta actividad durante el primer trimestre, a no ser que la hayas practicado antes con regularidad. En todo caso, puedes hacer ejercicios de respiración o posturas muy suaves.
En el segundo trimestre, la práctica se enfoca en mejorar la circulación o eliminar tensiones corporales, hinchazón, pesadez o dolencias, así como a corregir la postura corporal: “la barriga se va haciendo más grande y debemos compensar nuestro punto de gravedad”.
Por último, en el tercer trimestre, las posturas están enfocadas a trabajar el suelo pélvico y prepararse para el parto. Igualmente, se practicarán ejercicios de respiración para relajarse y, llegado el momento, gestionar mejor los dolores de las contracciones.
Así que ya sabes, si tienes alguna duda sobre cual sería la mejor práctica para tu caso, no dudes en ponerte en contacto con tu centro de Yoga favorito.
Namaste!!
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